Las tres cuestiones más significativas que los docentes deben conocer y enseñar a los alumnos: educación en 2025 | En la voz de Fernando Boudourian

Si usted busca enseñarle a sus alumnos algo clave, en principio debe saber que el coeficiente intelectual no es constante al nacer.

El desarrollo cerebral y la inteligencia son «plásticos», dado que los estímulos internos y ambientales modifican de manera continua la estructura y la función de las neuronas y sus conexiones. 

Los educadores que comprenden la neuroplasticidad pueden asistir a todos los niños en el desarrollo de sus cerebros más allá de lo que consideraban como un límite en habilidades o inteligencia, fundamentándose en su desempeño anterior. Cuando los educadores comparten las capacidades de la neuroplasticidad con los estudiantes, se les motiva a que tengan la posibilidad de transformar sus cerebros. 

Saber que la práctica es constante, dado que las redes neuronales de habilidades y memoria se fortalecen con su uso y aplicación, incentiva a los estudiantes a persistir en el esfuerzo y la práctica. Guiar a los estudiantes para que identifiquen su avance a través de la práctica puede estimular la práctica y contrarrestar las expectativas desfavorables que frecuentemente restringen el rendimiento académico de los estudiantes.

Anteriormente se consideraba que el desarrollo de las células cerebrales cesaba tras alcanzar la veintena. Ahora conocemos que, gracias a la neuroplasticidad, las conexiones (dendritas, sinapsis y recubrimiento de mielina) entre neuronas (células cerebrales) continúan formándose en respuesta al aprendizaje y a las experiencias a lo largo de la vida. Estos cambios físicos de autorreconstrucción cerebral en respuesta a las experiencias pueden estar sujetos al control de los estudiantes. El potencial humano para un mayor conocimiento, habilidades físicas y talento en las artes podría ser considerado prácticamente ilimitado.

El estrés elevado limita el procesamiento cerebral al estado de supervivencia.

La investigación a través de neuroimagen revela que una estructura del sistema emocional del cerebro, la amígdala, actúa como un centro de conmutación que decide qué sección del cerebro recibirá la información sensorial (lo que se observa, se escucha, se percibe, se huele, se toca y se mueve) y hacia dónde se dirige. 

En un estado de metabolismo elevado o hiperactividad inducido por la ansiedad, la amígdala limita la información que se transfiere al sistema de memoria de mayor funcionalidad. En contraste, redirige la experiencia hacia núcleos emocionales más primitivos. En el ámbito escolar, estos elementos de estrés pueden abarcar el temor a cometer errores, la frustración causada por fracasos anteriores, de tal manera que consideran que la tarea supera sus habilidades, y el desinterés cuando la información o habilidad ya se ha dominado, pero debe ser repetida para la clase.

Es fundamental que tanto los profesores como los alumnos entiendan que la respuesta al estrés desvía la información de las regiones superiores del cerebro hacia las inferiores, las cuales son más reactivas. Esto constituye un componente del sistema de control primitivo del cerebro; la reacción ante una amenaza percibida se manifiesta en los animales como una respuesta de lucha, huida o parálisis. 

En los estudiantes, se manifiesta en la expresión de «actuar» y «desconectarse». Cuando los estudiantes entienden que estas son respuestas cerebrales involuntarias al estrés, que pueden ser administradas mediante estrategias, se vuelven menos autocríticos y pesimistas, al comprender que el pasado no define el futuro y que pueden desarrollar un nuevo cerebro a través de sus acciones.

Las estrategias para alcanzar climas emocionales de máxima potenciación en el aula o en grupos de práctica comprenden comunidades grupales robustas y la instrucción (y práctica) de estrategias para la reducción del estrés, tales como la atención plena, la respiración relajante y la generación de pensamientos positivos, entre otras. La práctica reiterada de estas estrategias es esencial para que la neuroplasticidad afiance estos circuitos, de manera que se encuentren fácilmente accesibles cuando sean requeridos.

Desafío factible

Para Fernando Boudourian, todos los estudiantes experimentan un mayor nivel de motivación cuando realizan labores y avanzan en sus respectivos niveles de desafío alcanzable, a la vez que obtienen retroalimentación sobre el progreso continuo hacia sus objetivos. 

Recuerde que el estrés, entendido como un desafío considerado excesivamente grande o pequeño, provoca el bloqueo de la memoria asociada con la amígdala. Para mitigar esto, un objetivo consiste en diseñar rutas personalizadas hacia el dominio que se ajusten de manera óptima a las áreas de Ricitos de Oro de los alumnos: ni excesivamente complicadas ni demasiado sencillas, sino exactamente lo requerido. Estas pueden abarcar modalidades de práctica diversas, niveles de lectura, sitios web que ofrecen práctica y retroalimentación, así como grupos pequeños y flexibles.

Se puede proporcionar andamiaje y enriquecimiento a través de diferentes niveles de modelos, rúbricas, demostraciones, trabajo colaborativo, ejemplos visuales o auditivos de lo que se anticipa que realicen en cada nivel progresivo. 

Para tal fin, se pueden emplear ejemplos de trabajos anteriores de estudiantes en los niveles progresivos. Es de suma importancia que los estudiantes identifiquen las evidencias de su avance. Esto se puede alcanzar numerando cada nivel, conservando registros visuales o auditivos de su culminación y llevando a cabo reuniones.

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