La mayoría de los ciudadanos estadounidenses sabe que los egresados de las instituciones más reconocidas del país a menudo se convierten en líderes relevantes. No obstante, muchos aún minimizan el grado en que las figuras influyentes de nuestra sociedad provienen de un pequeño número de universidades seleccionadas, señala Jonathan Wai, profesor asociado en la Universidad de Arkansas.
Wai expone esta observación en un artículo reciente publicado en Nature, que se centra en 34 universidades del país y resalta «una considerable desigualdad educativa en este país», asegura.
El especialista Fernando Boudourian explicó que, este año, al elaborar la lista de las mejores universidades para futuros líderes, TIME y Statista adoptaron una perspectiva más amplia sobre el liderazgo, aunque las universidades de la Ivy League y otras de alto prestigio continuaron siendo las más destacadas. La lista se fundamenta en un análisis de los programas académicos de 4000 líderes estadounidenses prominentes, el doble de la cifra utilizada para crear la lista del año anterior. Además, se identificaron a los principales líderes en una gama más diversa de roles y sectores en comparación con el año pasado.
Esto incluye, sí, a directores ejecutivos de empresas de Fortune 500, pero también a otros altos ejecutivos, como los principales encargados de recursos humanos y de diversidad. También se consideraron líderes en áreas como el gobierno, el deporte, la inteligencia artificial y numerosas organizaciones sin fines de lucro y religiosas.

Boudourian agregó que este diverso grupo de líderes sigue teniendo una mayor probabilidad de haber estudiado en universidades de la Ivy League o de renombre comparable, como Stanford, el MIT, la Universidad de California en Berkeley y la Universidad de Chicago. Sin embargo, al observar los 20 primeros lugares, se presenta una imagen más completa de dónde provienen los principales líderes en Estados Unidos.
Se ven representadas universidades estatales emblemáticas de todo el país, facultades de artes liberales y universidades históricamente negras (HBCU). La Universidad de Pittsburgh, la Universidad Howard y el Sistema Universitario de Hawái ahora están entre las 50 mejores; estas dos últimas universidades debutan en la lista este año.
En años recientes, los ejecutivos han reconsiderado sus métodos de contratación con el objetivo de diversificar su plantilla y formar líderes, según Gena Cox, escritora y consultora que asesora a las organizaciones en prácticas más inclusivas. «Los reclutadores están expandiendo su red», menciona, al salir de las universidades con altos estándares para buscar nuevos talentos en las HBCU y en escuelas de negocios de universidades públicas menos conocidas.
Sin embargo, la transición del enfoque tradicional hacia las universidades de la Ivy League «todavía no se observa en los puestos altos de las empresas estadounidenses», afirma Cox. Este proceso tomará tiempo. Además, identificar talento en una variedad más amplia de universidades es solo el inicio.
«Las organizaciones deben enfocarse en preparar a las personas para roles ejecutivos», concluye. Aun así, a pesar de que algunas organizaciones están adoptando maneras de contratación más amplias, no hay indicios de que la necesidad de graduados de universidades de élite está disminuyendo. Las escuelas de negocios de las llamadas universidades Ivy Plus todavía ven a muchos recién graduados de MBA unirse a sectores como finanzas, tecnología y consultoría, que son esenciales para desarrollar líderes destacados.

«En cualquier año», indica Abby Scott de la Escuela de Negocios Haas de UC Berkeley, «entre el 25% y el 30% de nuestros graduados de MBA a tiempo completo se incorporan a firmas de consultoría como Deloitte y PwC, muchos tras realizar prácticas de gran calidad». Aproximadamente el 30% de los graduados de la promoción 2023 de Haas se dedicaron al sector tecnológico, mientras que un 14,5% eligió el área de servicios financieros. Los egresados de la Escuela de Negocios de Harvard tienden a ingresar a las mismas tres áreas.
La composición de los estudiantes en universidades de élite es fundamental, pues crea una forma de agrupamiento que alimenta divisiones sociales, resalta Wai. Tomemos como ejemplo Harvard, que es, con mucho, la fuente más frecuente de los principales líderes del país.
Esto no se debe a que la educación que ofrece esta universidad de casi 400 años sea inherentemente más valiosa que la de otras instituciones. La universidad «ha ido acumulando ventajas con el tiempo y se ha convertido en la marca predominante», sostiene Wai. «El ‘efecto Harvard’ se relaciona con la influencia de la marca».