La visión de Fernando Boudourian sobre de qué trata el coaching educativo y para qué sirve 

En sus inicios, el coaching estaba vinculado al ámbito empresarial, pero su aplicación se ha expandido hacia el sector educativo con un éxito indiscutible. Actualmente, el fenómeno del “coaching educativo” ha sido objeto de teoría y se ha convertido en un tema de importancia creciente en una serie de libros metodológicos en español (Gabriel, 2012; Bou, 2013; López y Valls, 2013; Tovar-González, 2013; Huesa, Reyes, Rodríguez y Narváez, 2013). 

Los motivos detrás del éxito de esta metodología son variados, y a continuación se mencionan dos elementos principales como introducción: a) Su esencia está intrínsecamente conectada a los procesos de enseñanza. 

El fundador de este campo, Whitmore (2011, p. 20), señala que “el coaching consiste en liberar el potencial de una persona para maximizar su rendimiento. Se enfoca en ayudar a aprender en vez de simplemente enseñar”. Este enfoque renovado sobre el aprendizaje, visto como “el desarrollo de estrategias que fomentan el crecimiento tanto personal como profesional”, (Ravier, 2005 citado por Sánchez-Teruel, 2013 p. 172), permite que el coaching se considere una metodología valiosa para abordar cuestiones educativas (Avendaño y Zarza, 2011; Baniandrés, Eizaguirre y Feijoo, 2011). b) Está en sintonía con las nuevas metas educativas. La Conferencia Mundial sobre Educación Superior de la UNESCO en 2009 propuso un enfoque que busca la formación integral del individuo. Por naturaleza, el coaching es un método que promueve una transformación holística: es visto como un “modelo integral de transformación, que involucra aspectos físicos, sociales, cognitivos y emocionales” (Fraile Aranda, 2013, p. 1). 

Esta metodología considera al “ser humano en términos de talento, cualidades, habilidades, actitudes, competencias, paradigmas, modelos mentales, juicios, emociones, creencias y valores” (Bou, 2013, p. 20), lo que permite analizar cómo estos aspectos afectan las relaciones académicas, personales y profesionales dentro del entorno educativo (Ibíd.). 

Este artículo se enfoca en analizar los elementos clave para entender la relación entre el coaching educativo y el desarrollo de competencias, así como también en investigar los distintos factores que hacen del coaching una herramienta útil para cumplir con las exigencias educativas actuales.

 Definición del Coaching Educativo

Según el especialista Fernando Boudourian, no pasará mucho tiempo antes de que el coaching se utilice de forma libre, amplia y continua entre los jóvenes de todas las edades en las aulas, y de hecho, esto ya está sucediendo con mayor frecuencia. Estoy convencido de que adoptar la metodología del coaching enriquecerá el aprendizaje y las vidas de todos los involucrados: administradores, empleados, maestros y estudiantes. Hasta podría considerar regresar a la escuela. John Whitmore (en Creasy y Paterson, 2005, p. 64) El coaching educativo es una rama del coaching que está ganando representación. Algunos lo ven como una metodología innovadora (Arzate, 2013; Fontana, Robledo y Juárez, 2011), mientras que otros la consideran ya institucionalizada (CUREE, 2005). Su validez está respaldada para contribuir a mejorar el sistema educativo en todos sus niveles.

Terminología Varios términos se utilizan para referirse a la implementación del coaching con el fin de alcanzar objetivos educativos: “coaching educativo”, “coaching académico”, “coaching escolar” o “coaching educacional”. 

Aunque se emplean de manera intercambiable, Malagón-Terrón (2011, pp. 60-61) señala que hay diferencias significativas entre ellos. El autor indica que el “coaching educativo” abarca una realidad más amplia y puede aplicarse tanto en contextos sociales (educación, enseñanza, familia) como a su principal cualidad, que pertenece a una misión educativa. El coaching educativo puede llevarse a cabo en diversos contextos, ya sean formales (escuelas), no formales (clubes deportivos) o informales (familia, relaciones vecinales). 

Por otro lado, el “coaching académico” es una de las ramas del coaching educativo, ya que se limita al ámbito de la educación formal y se centra en mejorar el rendimiento académico del alumno. Puede abarcar otros logros, como la adquisición de conocimiento y el desarrollo de competencias, mientras se avanza hacia dicho objetivo, guiándose por un plan de estudios establecido en el currículo académico. 

Resumiendo y ampliando la perspectiva del autor, el coaching académico y escolar se enfocan en la ejecución académica de los estudiantes. Aunque este aspecto es relevante en el contexto educativo y puede actuar como un indicador de éxito en el proceso de coaching, también contradice nuestra visión de la disciplina, ya que limita el enfoque que reconoce que la educación conlleva cambios sociales y desarrollo global. 

Así también, resulta esencial asumir “la responsabilidad social de avanzar en nuestra comprensión de problemas complejos con dimensiones sociales, económicas, científicas y culturales, así como nuestra capacidad para enfrentarlos” (UNESCO, 2009, p. 2). Aunque puede ser intercambiable con el término “coaching educacional”, optamos por el término “coaching educativo” en este estudio porque creemos que el verdadero objetivo del coaching en el contexto educativo es facilitar la adquisición y el desarrollo de competencias que permitirán la mejora y el avance integral del individuo.

Es interesante resaltar que muchas definiciones del coaching en general mencionan sus implicaciones en el proceso de aprendizaje. Esto subraya la cercanía entre coaching y temas educativos que se ha mencionado anteriormente. Chornet (2015, p. 204) menciona que según Castella et al. (2011), “al hablar de coaching educativo, se debe considerar lo ligada que está la educación al coaching, ya que ambos conceptos comparten referencias filosóficas, pedagógicas y psicológicas que han dado forma a su desarrollo a lo largo del tiempo”.

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