Su distribución según el censo de 1869.
En el medio geográfico económico formado por las provincias, es decir con exclusión de la totalidad de los territorios nacionales denominados entonces Chaco, Misiones y Patagonia, habitaba en 1853 según cálculo de Diego de la Fuente, director del Censo de 1869, un millón de habitantes; no obstante que el propio de la Fuente incluye en un estudio preliminar a esa publicación el volumen de la población argentina de 10 en 10 años a partir de 1809, ninguna información precisa permite abrir juicio sobre la exactitud de la curva construida con esos elementos. La primera información objetiva es el censo de aquel año que atribuye a la zona mencionada 1.736.923 y 1.877.490 si se agrega a aquélla la de los territorios enumerados antes y la de los argentinos que vivían ese año en el extranjero. El detalle de esa población según las zonas en que la divide de la Fuente es la siguiente:
| Zona | Población |
| Este (Buenos Aires, Santa Fe, E. Ríos y Corrientes) | 847.518 |
| Centro (Córdoba, S. Luis y Santiago del Estero) | 396.700 |
| Oeste (Mendoza, San Juan, La Rioja y Catamarca) | 254.440 |
| Norte (Tucumán, Salta y Jujuy) | 238.265 |
| 1.736.923 |
Hasta la realización del censo y a partir de 1857, habían entrado al país 145.677 inmigrantes, pero habían salido 65. 049.El saldo era pues de 80.618. No obstante, ello a la fecha del censo el número de extranjeros que residía en el país era de 211. 000. Esos extranjeros entre los cuales es preciso suponer un número bastante crecido de no inmigrantes permanecían en su mayor proporción en la zona litoral. En Buenos Aires residían 151.000, 18.000 en Entre Ríos y 14.000 en Santa Fe. Aludiendo por fin solamente a los europeos, 71.500 eran italianos, 35.000 suizos y 5.000 alemanes. Se puede deducir de estas cifras que ya habían comenzado a producirse los acontecimientos que darán colorido al desarrollo económico del país. Es decir, el predominio de la zona litoral definido primeramente por el número de extranjeros europeos que allí permanecían y que representaban el 30 % de la población de Buenos Aires, el 15,6 de la de Santa Fe, el 13,6 de Entre Ríos y el 6,8 de la de Corrientes. Otras zonas como Mendoza y Jujuy ofrecían porcentajes de 9,4 y 7,5 % de extranjeros, pero esos porcentajes se referían a ciudadanos sudamericanos de países próximos a esas provincias. La mayor suma de población europea era pues atraída por la explotación agropecuaria que se realizaba exclusivamente en el litoral.
En segundo término, se ha iniciado ya en 1869 el movimiento interno de la población desde el oeste hacia el este. Como Io hace resaltar el propio director del censo, hay 50.000 hijos del interior radicados en la zona litoral mientras solamente 1.800 de esta última lo están en el interior. Contrariamente a lo que ocurre en los Estados Unidos en esa época, una vez que la población camina desde el este hacia el oeste, en la Argentina la atracción de su costado oriental es ya una realidad notoria.
En tercer término, debe anotarse el hecho de que el 45 %de los inmigrantes llegados en esos primeros 12 años hallará ventaja en regresar a su país. Si se consideran los saldos migratorios revelados por la estadística se puede observar que hasta 1880 ellos son aproximadamente constantes, es decir que ambos acontecimientos, inmigración y emigración, aumentan de manera aproximadamente similar con excepción, claro está, de aquellos años en que un acontecimiento extraordinario modifica esa regularidad como los años 1874 y 75 en que la crisis mundial sacudió violentamente la armazón de la economía argentina. Los saldos comienzan pues a crecer y a adquirir cifras importantes después de 1880 y de 1900. Es decir, cuando la inmigración haya una compensación a los inconvenientes que supone el trabajo agrícola en la forma referida y se incorpora al trabajo industrial típicamente urbano. Mientras no ocurre esto, los inmigrantes realizan pues el trabajo para el cual son re acontecimiento depende sin duda del mejoramiento y mayor efecto que si el traslado de Europa a América se hubiera rem ofrecieran semejantes facilidades, acaso el asentamiento de la población se hubiese realizado de manera más completa. Este raciocinio es válido para las masas de población que llegaron a Estados Unidos durante las primeras cuatro décadas del siglo y lo sería si ese mismo movimiento se hubiese producido hacia la Argentina. Lo relativo de este factor queda sin embargo evidenciado en el número de inmigrantes que recibió Estados Unidos y el relativamente menor número de emigrantes que acusan las estadísticas. Si las comodidades, la mayor regularidad y el menor costo de los viajes han influido en el arribo de inmigrantes, y es indudable que lo ha hecho, su incidencia es seguramente parcial; lo decididamente importante de este acontecimiento son las condiciones de desempeño en el país de adopción.

Es indudable a nuestro juicio que la regularidad que acusa la emigración constituye un índice de adaptabilidad a causa de las dificultades para poseer tierra; la posibilidad de cruzar el mar y la ventaja de hacerlo, aunque de ambos cruces uno esté pagado por el gobierno argentino, indica en qué forma se ejecutaba la recolección de la cosecha. Es sabido que esas labores se realizaban a destajo. bajo qué régimen, jornada de trabajo, etc., debió tener lugar para que el trabajador pudiera en una cosecha hallar ventaja en el traslado, neutralizar la cesantía durante ambos viajes y cuando menos abonar el costo del regreso? Sin el propósito de entrar en este tema, lo indudable es que ello sugiere jornadas interminables y desde luego la existencia de un país desprovisto de todo atractivo. ·La población europea que seguía afluyendo al país en mayor número continuaba también abandonándolo. Entre 1871 y 1880 entraron 291.793 inmigrantes y salieron de regreso 199.827. Si se comparan estas dos cifras con las correspondientes a la época lumen en aquella otra decena en la que a pesar de quedar el 66 % del total llegado, Si se advierte que la adquisición de tierra quedó prácticamente cancelada a partir de 1870 y 1872 en que comenzó a practicarse de manera casi permanente el método del arrendamiento y en que el encarecimiento de la tierra hizo más difícil su adquisición por el colono, se explica el aumento de emigración que traduce la variación del porcentaje que la mide.
Es indudable pues que la creciente dificultad para adquirir tierra en la Argentina ha inducido a que emigraron de Europa cada vez menos agricultores y que en cambio lo hicieran los trabajadores no especializados. Si se recuerda que a partir de 1870 la urbanización de las naciones europeas tomó un ritmo más apresurado, puede aceptarse que en la realización del acontecimiento mencionado tiene que haber influido este último hecho. La evasión del campo en Europa hacía que el trabajo en él ofreciera mayores perspectivas a los que permanecían en su país; en cambio la desocupación, era un fenómeno típico de la población urbana y ella debió necesariamente afectar de manera más intensa a los obreros menos calificados. Ello explica además que creciera el número de inmigrantes en forma considerable a medida que la edificación del país, construcción de ferrocarriles, transporte de los productos dé la agricultura, construcción de viviendas, y desarrollo de las manufacturas en las ciudades, logrará mayor volumen. En líneas generales se podría establecer que entre la inmigración que permanece en el país, una proporción reducida contribuye a las tareas permanentes de la agricultura, y la más importante pasa a engrosar el ejército del trabajo en las ciudades; en cuanto se refiere a la emigración ella constituye en su mayor parte los que realizan el trabajo de recolección y transporte de los cereales y demás productos de las industrias agropecuarias, cuyo embarque impone a medida que se transforma en una actividad normal, un trabajo nerviosamente realizado durante el primer cuatrimestre del año, tal como corresponde a una producción de tipo estacional. En síntesis, pues, en el período que media entre 1859 y 1880 en el cual se tienden las líneas estructurales de nuestra organización económica, entraron al país 437.450 inmigrantes y salieron 264.886. El saldo del mismo es de 172.564.